Por Marily Martínez, Gerente de Comunicación y Marketing de Software SICOSS
Desde mediados de octubre de 2021, la Ciudad de México y el Estado de México anunciaron el cambio a semáforo verde, el cual ahora predomina en toda la República Mexicana. Poco a poco -aunque siguiendo recomendaciones como el uso de cubrebocas- podemos empezar a retomar muchas de las actividades que el Covid-19 no nos había permitido hacer desde marzo del año pasado.
En ese sentido y para evitar la movilidad, la pandemia aceleró la transición al teletrabajo o ‘home office’, gracias al cual, muchas organizaciones pudieron continuar operando y cuidando la salud de su personal al mismo tiempo.
Sin embargo, ahora la disyuntiva radica en continuar con esa modalidad o regresar a la antigua rutina que implica dedicar de dos a tres horas diarias tan solo en traslados, lo que además de estresante, resulta para muchas personas improductivo y una afectación a su bolsillo y calidad de vida.
La tercera vía es desarrollar un modelo que combine lo mejor de ambos mundos, pero no podemos ignorar que la cultura empresarial mexicana tiene costumbres muy arraigadas, algunas de ellas no muy buenas, como la imperante necesidad de ver físicamente a una persona en su oficina o centro de trabajo para asegurar que efectivamente está cumpliendo con la tarea que le asignaron.
Y solamente una pandemia pudo cambiar esta mentalidad, al menos por un tiempo.
El teletrabajo ha demostrado ser un modelo funcional gracias a que ahora la tecnología lo permite, y durante la cuarentena demostró su eficacia. El siguiente paso para muchas organizaciones es integrar esta dinámica a su cultura organizacional, porque si bien ofrece muchos beneficios todavía tiene áreas de oportunidad.
El avance es notable. Una gran cantidad de empresas pudieron comprobar que ahora cuentan con muchas herramientas a su alcance, por lo que ya pueden dejar de actuar como si estuvieran congeladas en el tiempo y empezar a desarrollar modelos flexibles y nuevas relaciones de confianza con su talento.
Por lo que antes de tomar una decisión definitiva post-pandemia, es un buen momento para preguntarle a su gente qué opina al respecto y co-crear la forma más conveniente para operar en adelante. Recordemos que una buena cultura organizacional ayuda a atraer y a retener al mejor talento.
Este momento de crisis, puede representar una gran oportunidad para replantear la cultura organizacional que permitirá a las empresas mexicanas triunfar en esta coyuntura y en el futuro, sin importar el tamaño de estas.
Y de cara a la planeación del año 2022, pueden aprovechar para preguntar a su talento cómo se ha sentido durante todo este periodo de distanciamiento social provocado por la pandemia y recabar su opinión sobre qué medidas mantendría y cuáles cambiaría, además de las ideas que propone.
Este ejercicio puede resultar de gran valía, sobre todo entre el talento más joven, los millennials, en el que se ha reportado existe la necesidad de sentirse escuchados y valorados para dar su máximo potencial, además de alinear su trabajo a una causa o un propósito en línea con sus valores.
Por todo lo anterior, la pandemia puede significar la gran oportunidad para cambiar la tradicional cultura empresarial mexicana, hacia una basada en la innovación, el propósito y la gente, una fórmula que ha demostrado siempre tener éxito para ayudar a crecer a cualquier negocio.
Sobre la pregunta al inicio, dependerá de nosotros decidir si regresamos al pasado o avanzamos al futuro.
Me gustaría conocer tu opinión, déjame tus comentarios.